En 1969 nació el primer Skyline con la insignia GT-R. Construido expresamente para la competición, dominó los circuitos japoneses. Veinte años después apareció el GT-R (R32), la tercera generación del modelo, con tracción 4x4 con reparto de par y un motor biturbo de 2.600 cc. No tuvo rival ni como turismo ni en las carreras de resistencia. Décadas más tarde, su sucesor, el GT-R (R34), se convirtió en una estrella de la gran pantalla.

El GT-R nació con una premisa muy clara: aumentar las prestaciones sin renunciar al diseño. La carrocería, de una elegancia fuera de lo común, se concibió para mejorar el rendimiento al máximo.

El habitáculo del Nissan Skyline GT-R (R34), lujoso y deportivo, no tiene nada que envidiar a los modelos de gama alta. Además de unos asientos de tipo bucket que aseguran una buena sujeción, el volante y los pedales se ajustan con precisión al conductor para garantizar un buen paso de curva y aprovechar al máximo las prestaciones del GT-R.

La conducción deportiva a gran velocidad por carreteras y circuitos pone a prueba el rendimiento de un coche, de ahí que deba controlarse en todo momento y con gran precisión el régimen del motor, así como la presión y la temperatura del aceite, entre otras características, para evitar cualquier problema. El Skyline GT-R (R34) disponía de un indicador en el salpicadero que facilitaba la comprobación de estas variables incluso en condiciones de conducción extremas.

La cuna que aloja el potente motor es propia de un auténtico deportivo. El Skyline GT-R (R34) utiliza el tradicional propulsor de seis cilindros en línea del modelo, equipado con un doble turbo y con una potencia de 280 CV. Sin embargo, sus verdaderas capacidades solo llegaron a apreciarse después de que se procediese a una intensa modificación.

En el Salón del Automóvil de Tokio de 1999, Nissan presentó un nuevo modelo, el Skyline GT-R (R34), pintado en un llamativo Bayside Blue. El siglo xx se acercaba a su fin y aquel modelo sería el último que contaría con un motor de seis cilindros en línea.

El Skyline GT-R (R34) contó con una versión especial, el GT-R V·spec N1, que guardaba un cierto parecido con el Skyline 2000GT-R de 1969 y al que se dotó con diversos componentes ligeros diseñados para ganar en la pista.

En 2000, todos los modelos Skyline GT-R (R34) se actualizaron ligeramente: se incluyó un capó de carbono con el que, poco después, se dotaría al nuevo Skyline GT-R V·spec II. Además, la incorporación del GT-R M·spec contribuyó al objetivo de crear un GT-R «más adulto».

El Skyline GT-R (R34) solo se fabricó entre enero de 1999 y agosto de 2002. Aun así, durante este periodo se añadieron nuevas versiones para que el último Skyline GT-R fuese un modelo muy distinto al resto, como demuestra el millar de coches de edición limitada.

El Skyline GT-R tenía que convertirse en un coche invencible en las carreras del Grupo A. Y para conseguirlo, necesitaba un motor específico. Nissan diseñó un bloque que, debidamente preparado, desarrollaba una potencia aún mayor.